El coronel no tiene quien le escriba. Gabriel García Márquez.
Uno de los grandes
referentes de la literatura Iberoamericana del S. XX es sin duda Gabriel García
Márquez, autor por excelencia del Realismo Mágico y gran novelista.
Prácticamente habría que escribir una tesis doctoral para glosar a tal genio de
las letras aunque este no es el tema del que trata esta entrada, en la que os quiero recomendar la que es una de sus
mejores novelas cortas , El coronel no tiene quien le escriba, para mí
un gran descubrimiento, tras otra obligada lectura del inigualable Gabo como es
Cien años de soledad.
En las propias palabras del
autor, su mejor libro: "Yo
creo que es mi mejor libro, sin lugar a dudas. Además, y esto no es una boutade,
tuve que escribir Cien años de soledad para que leyeran El
coronel no tiene quien le escriba.”
La historia se desarrolla en 1958. El coronel es
un veterano de guerra, vive inmerso en un mar de penurias en su casa de la costa atlántica colombiana junto a su
esposa, enferma.
Cada viernes de los últimos 15 años, el coronel ha bajado a la
oficina de correos del puerto esperando recibir su pensión como veterano de la
guerra civil. No tiene fuente de ingresos alguna y ha puesto todas sus fuerzas
en la cría de un gallo de pelea, heredado de su difunto hijo, para hacerlo
pelear y ganar algo de “dinero” con la ganancia de las apuestas.
El coronel y su esposa discuten por la conveniencia de seguir
alimentado al gallo para tan insegura empresa, mientras tanto cambia de abogado
para que lo represente ante el gobierno y de nuevo reclame su pensión. Su
esposa, desesperada por sus acuciantes necesidades, le dice que debería
vender su viejo reloj al sastre del
pueblo. En el camino para tal propósito,
se encuentra con unos amigos de su difunto hijo, el coronel, se ofrece a
regarles el gallo a lo que estos, declinan el ofrecimiento y dicen que lo
alimentarán hasta las peleas de enero.
Don Sabas, su compadre, le sugiere que le compraría el gallo por
900 pesos, sin embargo, el protagonista de la obra no lo tiene claro, sin
embargo, tras descubrir que su esposa ha empeñado las alianzas de su boda
decide la venta a Don Sabas, que ahora
le ofrece por el gallo menos de la mitad de lo que inicialmente había
hecho.
Don Sabas sale de viaje, y cerrarían el trato a su vuelta. Como cada viernes, el coronel acude a la
oficina de correos del puerto en busca de noticias sobre su pensión, en el
camino recuerda que es el día del inicio de los entrenamientos del gallo para
la pelea, y al pasar por la gallera el coronel descubre que tienen a su gallo.
El coronel va a recogerlo y al ver como el público alterado y emocionado
ovaciona al animal, decide llevárselo a casa y no venderlo.
En la última conversación con su esposa, discute pues esta, le
reprocha todas sus necesidades económicas y ese idealismo que los tiene en la
miseria. Finalmente, la novela termina en una escena final mítica en la que la
esposa sugiere al coronel por la posibilidad de que el gallo pierda: "Dime,
¿qué comemos?" a lo que el coronel, en un acto desinhibición, le
responde: "Mierda".
RPM